MARGARITA MARÍA MONTOYA MEDINA    (Educadora)

  Navolato

   (Semblanza)

La vi venir hacia donde estoy, y supe entonces, que era ella. Mujer de sonrisa contagiosa.  Me saludó como si ya nos conociéramos. Días antes de la entrevista había recibido la medalla al Mérito Magisterial Ignacio Manuel Altamirano, por sus cuarenta años al servicio de la educación, y me sorprendió su vitalidad. La sencillez en su trato me inspiró confianza, y ya en su oficina la entrevista se desarrolló con la mayor  naturalidad. Es dueña de una muy bien timbrada voz. Observé sus delicadas manos moverse constantemente apoyando sus palabras, muy segura de sí. El brillo de sus ojos claros, es signo inequívoco de sus ganas de vivir. Casi no hice preguntas porque la charla se desarrolló como si le hubiera preparado el guion: sabía de lo de qué se trataba.

Nací en El Bledal, en el hoy municipio de Navolato, la noche del 22 de diciembre de 1947. Mis padres son Catarino Montoya y mi mamá Consuelo Medina. Mis hermanos son: Alma Consuelo de los Ángeles, Jesús Manuel, Martha Delia y Ernesto.

Mi infancia fue muy feliz– comentó la maestra. Mi padre fue un hombre dedicado a las labores del campo. Por ello nunca nos faltó que comer, pero sí hubo situaciones muy difíciles de las cuales salimos adelante gracias a la unidad de la familia. Mi papá fue muy estricto pero muy cariñoso con sus hijos; mi madre siempre pendiente de nosotros, impulsándonos a superarnos y hacernos gente de bien.

 Hasta el cuarto año estudié en mi comunidad, pero fue en la escuela Álvaro Obregón, en Culiacán, donde concluí la primaria. Creo que la influencia de la profesora Alejandra Uriarte, maestra de sexto año, fue decisiva para mí, en el deseo de estudiar.

Luego señaló…mi tía María Luisa Medina, que trabajaba en esa misma escuela me orientó para que ingresara a la Escuela Normal de Sinaloa, donde cursé los dos primeros años de secundaria, pero como ya he dicho, las condiciones económicas no eran las mejores, hubo que regresar al rancho.

Nuestra entrevistada comentó que los padres de familia la invitaron a dar clases en la escuela de la comunidad, pagándole la simbólica cantidad de cien pesos.

En 1962, el alcalde de Culiacán, Amado Estrada Rodríguez, le extendió nombramiento como maestra municipal, en el mismo lugar; ahí laboró hasta 1968. Al recibir dicha comisión, Margarita María se inscribió en el Instituto Federal de Capacitación del Magisterio donde se tituló, en 1967.

En 1968 recibió plaza como maestra de primaria del estado y se le ubicó en Pericos, Mocorito, donde trabajó hasta 1970, bajo la supervisión escolar del maestro Epifanio Sainz Aguilar. Para el ciclo escolar 1970-71, la autoridad la asignó a la escuela Vicente Guerrero, de la colonia Sinaloa, en Culiacán. Por esas fechas, Montoya Medina, realizaba estudios de pedagogía en la Escuela Normal Superior de México, donde se enteró de que en Sinaloa se abrirían las escuelas técnicas agropecuarias (ETA), y obtuvo nombramiento como maestra de secundaria para fundar la ETA, en Guasave. Fue un centro educativo de concentración, ya que recibía muchachos de todo el municipio. De esa forma laboró con sus horas de secundaria y su plaza de primaria. La maestra recordó con orgullo que de esa escuela egresaron generaciones que se distinguieron como profesionistas: Creo que llevaban muy buenas bases, se les veía entusiasmo. Eran chamacos de comunidades muy pobres y tenían deseos de superarse- expresa con emoción Margarita María.

Nuestra entrevistada, contrajo nupcias en 1974,con el también profesor Julián Cruz Aguilar, a quien en 1975, otorgaron nombramiento como director de la ETA de la Colonia Agrícola México, en el municipio de Angostura y junto con él se vino a fundar dicho plantel. Esa etapa, comentó la maestra, fue de mucho trabajo. Era una escuela modelo, que mereció la visita del presidente José López Portillo.

En 1975 la autoridad educativa la envió a la escuela secundaria Técnica Agropecuaria N° 22, con el nombramiento de Subdirectora, en la comunidad de San Pedro,entonces sindicatura de Culiacán, hoy de Navolato. –Esa escuela estaba en etapa de crecimiento y los muchachos respondieron a la filosofía del cooperativismo con la que habían nacido estos planteles. La producción de pollo, jamón y productos lácteos, verdura y hortaliza, sirvió en la formación de los alumnos, -expresa Margarita María, con emoción.

Después de 10 años de servicio, en 1989, la autoridad la comisionó al Departamento Pedagógico de la SEP. Posteriormente se le asignó a la escuela Técnica N° 1, donde ha laborado durante 15 años, contando 3, que por instrucciones de la propia autoridad educativa, se desempeñó como presidenta de la Unión de Cooperativas de la zona N° 06. Ahí tuvo oportunidad de conocer de cerca el funcionamiento de las cooperativas en todas las escuelas técnicas agropecuarias de dicha zona.

Nuestra entrevistada señaló que tanto maestro y padres de familia, debemos insistir en que los muchachos lean. Que luchen por sus matrimonios por que el problema mayor en el aprovechamiento en los alumnos se debe a la desintegración de la familia.

Margarita María ha sido maestra responsable, con notas laudatorias, diplomas, reconocimientos de autoridades educativas, alumnos y maestros; recibió la medalla al Mérito Magisterial Rafael Ramírez por los treinta años de servicio y como ha quedado dicho ya, la Ignacio Manuel Altamirano, por los cuarenta, otorgada por el gobierno de la república. Los educadores en la transformación social de Sinaloa, Historias de vida, Teodoso Navidad Salazar, 2017, (Entrevista realizada en mayo de 2000).

 

 

 

Deja un comentario