Este vals fue compuesto en la ciudad de Mazatlán donde residía la señorita Alejandra Ramírez, sobrina nieta del “Nigromante” hoy señora de Retes, a quien fue dedicada por el Sr. Rafael Oropeza, amigo intimo de la señorita Ramírez, debido a la genial inspiración del bohemio músico Enrique Mora Andrade. La partitura no tenía título; el título se lo puso D. Rafael Oropeza en homenaje a la señorita Alejandra Ramírez con una dedicatoria especial de su puño y letra. En estas condiciones aquella hermosa dama, el señor Oropeza y Enrique Andrade, gestaron el inmortal vals Alejandra que en unos cuantos días conquisto el puerto, recorrió más tarde el mundo entero, catalogándose como una pieza clásica mexicana.