Almacén de la ciudad de Guanajuato en el que se fortificaron la guarnición y los funcionarios españoles de la ciudad, al mando del intendente Riaño, para resistir a las fuerzas insurgentes de Hidalgo, que atacaron la Alhóndiga, (28 septiembre 1810), la tomaron por asalto y dieron muerte a sus defensores.
A la muerte por fusilamiento de los primeros insurgentes en 1811, sus cabezas fueron colocadas en jaulas en las esquinas de este edificio para escarmiento del pueblo.