Conde de Aranda, ministro de Carlos III. En 1783, en ocasión de la firma del Tratado de Paz de Versalles, preocupado ante los riesgos que corrían las colonias españolas por la independencia de los Estados Unidos, recomendó al Rey: “Que vuestra majestad se desprenda de todas las posesiones del continente de América, quedándose únicamente con la isla de Cuba y Puerto Rico en la parte septentrional y, algunas que más convenga en la meridional, con el fin de que ellas sirvan de escala o depósito para el gobierno español. Para verificar este vasto pensamiento de un modo conveniente a la España, se debe colocar tres infantes en América, el uno Rey de México, el otro del Perú y el otro de los restantes de tierra firme, tomando vuestra majestad el título de Emperador”.