El patio de su casa es el escenario para llevar a cabo nuestra entrevista. Sobre la mesa observo una buena cantidad de documentos entre los que encuentro su título de maestro Normalista y el de la escuela Normal Superior de México, donde llevó a cabo su especialidad de Lengua y literatura. Certificados de calificaciones, diplomas y constancias de cursos y diplomados en educación. Uno a uno fue mostrándome los testimonios que corroboran su trayectoria en el ámbito educativo.
Vestido con un pantalón gris y camisa blanca, el maestro Miguel Cabanillas fue hilvanado poco a poco sus recuerdos. No debe ser nada fácil empezar a contar lo realizado en poco más de 50 años al servicio educativo. Empezó por platicarme que su infancia se desenvolvió entre las duras faenas del campo, ayudando a su padre que era ejidatario en Tamazula, Guasave, donde él nació un 21 de septiembre de 1923. Sus padres fueron los señores Francisco Cabanillas Cervantes y doña Paz Leal; sus hermanos Margarita, Berta, Antonio y Emeterio.
Nuestro personaje estudió hasta el 4º grado en tu tierra natal y concluyó la primaria en la Escuela Regional Campesina, donde obtuvo el grado de perito en agricultura, en 1942; sus deseos eran realizar estudios en Chapingo, pero no logró su intento, ya que eran pocas las oportunidades de ingreso. Recordó que la intención de sus padres era que estudiara, porque consideraban que el trabajo del campo era difícil y brindaba pocas oportunidades de una vida mejor; con su apoyo y sus aspiraciones, Miguel Cabanillas, inició la actividad docente desempeñando una plaza del estado, en Tamazula, durante tres años.
Tiempo después obtuvo plaza federal y con adscripción a la colonia Emilio Portes Gil, mejor conocida como Agua Blanca, municipio de Guasave. Deseando elevar sus conocimientos trabajó, a la vez que estudió en el Instituto Federal de Capacitación del Magisterio donde concluyó su carrera con gran esfuerzo, como hicieron cientos de maestros ávidos de preparase para mejor desempeño de su profesión.
Nuestro entrevistado habló con la calma y la tranquilidad que dan los años. Se acomodó en su silla y nos habló de su vida y de su trabajo como docente del sistema federal –mi primera infancia transcurrió entre las labores del campo. Cuando no asistía a clases por alguna razón, desde temprano me iba con mi padre a ayudarle a arar la tierra, cultivar la siembra o mantenerla libre de malas yerbas. Había mucha necesidad en las familias. Eran tiempos del agrarismo y mi padre platicaba que los campesinos se reunían en el monte por la noche para sesionar y tratar asuntos del ejido, porque temían represalias de los antiguos dueños de la tierra. Por ello no fue difícil adaptarme cuando llegué a la comunidad de Agua Blanca. Los alumnos y padres de familia me aceptaron con gusto, porque hablábamos el mismo lenguaje. Muchas veces los asesoré en sus problemas porque sentían confianza para plantearlos y yo me sentía satisfecho de poder servirles.
Después de laborar en la mencionada comunidad, Cabanillas Leal, recibió instrucciones de la autoridad superior de trasladarse a la comunidad de Ocoro, cercana a la ciudad de Guasave. Después trabajó en las comunidades de Cubilete, Palos Verdes, La Trinidad y luego llegó a la escuela Tipo, Club de Leones, en la ciudad de Guasave.
La vida para el maestro era, y sigue siendo de necesidades y Cabanillas fue invitado por el director Santos Partida Medina a laborar en la escuela Secundaria Federal Insurgentes, en cortos interinatos obteniendo su base en ese centro educativo, en 1962.
El maestro Cabanillas contrajo matrimonio con la señorita Eva Angelina Beltrán con quien procreó a Paz Esperanza, Francisco Miguel, Juvenal, Angélica, Diana Juan de Dios y Nereida.
Con el ánimo de mejores oportunidades solicitó cambio a Culiacán y la superioridad lo ubicó en la escuela Federal No. 2, siendo director el profesor Filiberto Casarrubias Moreno.
En 1968 el destino lo llevó hasta la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, con el nombramiento de subdirector, primero, y luego como director de una escuela secundaria Federal. Conese nombramiento aspiró a regresar a su estado y buscó a través de la Sección 27 del SNTE, y de otros contactos, su cambio; de esa forma llegó a la Escuela Secundaria Federal No. 2 como subdirector, donde laboró dos ciclos escolares. Posteriormente pasó a la ciudad de Guamúchil, Salvador Alvarado, regresando como director a la escuela Federal No. 2, causando baja por jubilación en 1980.
Nuestro personaje es un hombre lleno de energía y no se quedó en casa. Logró algunas horas en el Instituto Americano de Comercio y en la Escuela Secundaria Jesusita Neda, donde impartió las materias de español e historia. El entonces subdirector de educación profesor Pedro Muro Patrón, le apoyó con una plaza en la escuela Normal de Sinaloa, donde impartió las materias de literatura, talleres de redacción y lectura y asesoría para los alumnos de 4º año en la elaboración de tesis. Nuestro entrevistado se retiró del servicio educativo en 1992, sumando un total de 51 años de servicio a la educación.
Miguel Cabanillas Leal recibió las medallas al Mérito Magisterial Rafael Ramírez e Ignacio Manuel Altamirano, amén de reconocimientos de autoridades civiles, padres de familia, sindicato y compañeros maestros.
El mejor reconocimiento que un maestro puede tener es saberse parte de la formación de las generaciones que nos tocó atender. Porque es muy bonito saber que uno o más de nuestros alumnos son profesionistas destacados, funcionarios públicos o diputados. Todo eso lo llena a uno de orgullo, es cuando uno siente que en algo contribuyó.
Recuerdo que en la comunidad de la Trinidad, Guasave, por años serví a los ejidatarios como secretario del comisariado ejidal; tuve la oportunidad de obtener una parcela pero no lo hice, creo que fue una buena decisión porque si no ahí me hubiera estancando- comentó el destacado maestro entrevistado.
Durante la entrevista se incorporó a la charla la esposa del maestro Cabanillas Leal que ha sido su compañera en las buenas y en las malas, contribuyendo a sacar a la familia adelante y apoyando a su esposo en las tareas propias de su profesión; luego llegaron algunos de sus hijos y con ellos lo nietos.
En ese ambiente vive nuestro entrevistado quien se siente satisfecho de haber formado una familia de bien, rodeado de afectos y la satisfacción del deber cumplido. Tiene mucho que contar y así, recuerda el ambiente de sana convivencia que se daba entre los maestros de su generación; su trabajo extra por las noches en jornadas de alfabetización de adultos deseoso de enseñarse a leer y escribir.
También habló sobre la necesidad de reafirmar valores en los muchachos y de no olvidar que el fervor patrio debe inculcarse, haciendo alusión de aquellos campesinos que sin saber leer ni escribir, al pasar frente a la bandera, se quitaban el sombrero en clara muestra de respeto por nuestro símbolo patrio.
Recordó con nostalgia a compañeros de estudios entre los que mencionó a Pedro Beltrán Aguirre, Humberto López, Raúl Baro Santos, Concepción Benítez, Fermín López Gallardo, Rita Macedo, Manuelita y Teresa Cordero Payán, Ricardo Noriega, sólo por mencionar algunos.
Miguel Cabanillas Leal fue un maestro con alto sentido republicano al entregar a la patria más de 50 años al servicio de la educación mexicana. Los educadores en la transformación social de Sinaloa, Historias de vida, Teodoso Navidad Salazar, 2017.