TOQUES DE CAMPANA. Fue práctica generalizada el uso de campanas en los entierros, por lo que se pretendió regular este efecto en la solemnidad de los actos en público, ya que a veces se rayaba en
el estruendo o en toques que no abonaban en nada a la ceremonia. Así fue recibido en la parroquia de Culiacán, un edicto que fue enviado por Cordillera a toda la estructura de la Iglesia en las Colonias Hispanas para que el cuerpo de la Iglesia tuviera conocimiento de la necesidad de suprimir los excesos en este particular. El edicto circuló por Cosalá, Conitaca, Abuya, Quilá, Capirato y volvió a Culiacán, según consta en los archivos de la Parroquia de Culiacán, para el año de 1804. López Alanís, Gilberto J., Diccionario de la Independencia en las Provincias de Sonora y Sinaloa 1800-1831, AHGS, 2010.