(Breve semblanza)
Son las 10:30 de la mañana. Me encuentro justamente en el pórtico de la escuela Gral. Ángel Flores donde concluí mis estudios de primaria. Los recuerdos se agolpan de inmediato. Laco, el señor que rentaba las historietas de Superman, Kalimán, Memín Pinguín, por mencionar algunas. El Güero de los raspados y pirulines; Toñita,y su carreta vendiendo chocolate caliente en tiempo de frío, sin faltar las gorditas; exhibiendo las golosinas en cajas con papeles de colores y el señor que vendía almejas en una bicicleta. Qué decir de aquellos niños paleteros que nos fiaban para cuando trajéramos dinero. Por supuesto la recia personalidad del maestro Jaime Norberto Ortega Landeros, director de la escuela, apurando a los muchachos que se retrasaban con aquella voz portentosa, que ponía a temblar a cualquiera…esa gente, qué horas de llegar.
Han pasado muchos años desde que egresé de aquella vieja escuela, que me brindó la oportunidad de concluir mis estudios de primaria, y gratos momentos de juegos con mis compañeros, algunos de ellos ya desaparecidos. En contraparte, al caminar por los amplios pasillos observando la algarabía de la chiquillería con sus juegos despreocupados, descargando energía para emprender la segunda jornada del turno.
Más allá, en plena acción, está mi objetivo. El siempre bien recordado profesor Cornelio Duarte Ríos. Fui a él. Sonrisa amable, saludo cordial efusivo. Se encontraba con uno de sus auxiliares ultimando detalles para el desfile del 20 de noviembre. Le comenté el motivo de mi visita y nos trasladamos a la planta alta, donde se ubica la dirección.
Duarte Ríos es un hombre de baja estatura, vigoroso, de voz tranquila. El espacio es sobrio pero acogedor. Fotografías de don Benito Juárez y Miguel Hidalgo, penden de las paredes. En una esquina un nicho que guarda la bandera nacional. Un escritorio donde se observan carpetas y documentos, un lapicero, y una computadora.
Viste pantalón gris y camisa de un blanco impecable. Sus manos juegan con un llavero mientras se desarrolla la plática. Sus respuestas son contundentes. Como si previamente supiera lo que se le preguntará. Si bien es cierto que no es el mismo físicamente que yo conocí hace treinta años, sigue siendo una magnífica persona; como yo lo recuerdo, siempre amable, hablando a sus alumnos en tono paternal y a los que no lo fuimos, lo que le ganó el respeto de la chamacada. Su trabajo es la mejor carta de presentación, ya que ha hecho del servicio social una actividad permanente.
Duarte Ríos es originario de Eldorado. Nació el 27 de septiembre de 1938. Fueron sus padres Cornelio Duarte Sicairos y Petra Ríos Lira. Recibió la influencia que lo inició por el camino magisterial de sus profesores, Natalio Landeros, Antonio Torres, Ángel Zapata y Juan Hernández Téllez.
Concluyó sus estudios de Normal, el 1 de septiembre de 1957, en el Instituto Federal de Capacitación del Magisterio, semillero de maestros que han dejado profunda huella en la educación mexicana. De manos del maestro Maximino Hernández recibió nombramiento de maestro rural con adscripción a la comunidad de Los Vasitos, sindicatura de Las Tapias, municipio de Culiacán.
En 1962, se le ubicó en el pueblo de Obispo, donde llevó a cabo una magnífica labor educativa y social, en beneficio de la escuela y de la comunidad, haciendo equipo con padres de familia. Luego recibió cambio a la ciudad de Eldorado; por su desempeño profesional obtuvo nombramiento de director, con ubicación en El Higueral, ejido cercano a Eldorado, tan solo río de pormedio.
Comentó nuestro entrevistado que al jubilarse el maestro Evaristo Payán, la autoridad educativa ordenó su cambio como director a la escuela Gral. Ángel Flores.
Al desgranarse los recuerdos, el profesor Cornelio Duarte Ríos, regresó al momento de su primera experiencia frente a grupo y comentó: desde un principio trabajé con todos los grupos, tarde y mañana. Fueron experiencias muy bonitas. De mucha responsabilidad, porque la gente creía en uno como maestro. El compromiso era no defraudarse y no defraudar la confianza de las familias que ponían en el maestroal entregar a los hijos para educarlos.
Al llegar a la escuela Ángel Flores, me recibió el que había sido mi maestro de primer año. Imagínate que compromiso tener de compañero a mi querido maestro Natalio Landeros Ramos- comentó Cornelio Duarte Ríos con emoción reflejada en su rostro moreno.
Luego continuó- Nos dimos un abrazo y ahí fortalecimos nuestra amistad de tantos años. Debo decirte que sus enseñanzas marcaron mi vida, para siempre. Debo reconocer que enriquecí mi trabajo con el intercambio de experiencia y consejos de otros compañeros, que facilitaron la tarea educativa– entre ellos recordó a Jaime Norberto Ortega Landeros, Felipe Hernández Nava, Pedro Ventura, Candelario Aceves y Francisco Castillo.
Más adelante comentó- formamos un gran equipo. Mejoramos la escuela en ese mismo edificio nos permitieron que funcionara la secundaria particular que tanta falta hacía en Eldorado, hasta que se construyó el edificio de la secundaria “Valentín Gómez Farías”, que las autoridades educativas federalizaron creando la escuela “Técnica Agropecuaria”. Empezamos de nuevo y creamos otra secundaria con el mismo nombre y que hasta la fecha funciona.
Cabe aclarar que el maestro Duarte Ríos también participó en la fundación de la escuela Preparatoria Lenin y la secundariaNocturna para trabajadores.
Nuestro entrevistado tuvo la visión de prepararse profesionalmente por lo que se tituló en las licenciaturas de geografía y civismo, en la escuela Normal Superior de Tepic, Nayarit.
En la secundaria impartió geografía y civismo, mientras que en la Academia Antonio Rosales fue maestro de filosofía. Debo decirte que lo que nos pagaban era simbólico. Todos los compañeros y yo trabajábamos porque nos gusta el servicio social y les toma uno, cariño a los muchachos.
Más adelante comentó el maestro Cornelio que durante mucho tiempo, por las noches, trabajó junto con un grupo de compañeros alfabetizando a personas de hasta sesenta años.
Cabe destacar que la escuela primaria Gral. Ángel Flores es un edificio remodelado. Cuenta con barda perimetral, cobertizo, cancha de usos múltiples, amplios jardines. Las aulas cuentan con protecciones de acero. Aula con 20 computadoras, sistema de alumbrado, bien pintada. Todo ello gracias al esfuerzo compartido entre alumnos padres de familia, maestros y directores de las primarias que funcionan en el mismo edificio.
El profesor Cornelio Duarte, habla como si fuera el primer día de trabajo. Pareciera que 46 años de servicio acumulado, son estímulo para continuar con energía que contagia. Ha recibido múltiples reconocimientos de organismos públicos, privados y civiles.
También han reconocido su trayectoria sus compañeros maestros, asociaciones de padres, autoridades ejidales. Le fueron otorgadas las medallas al Mérito Magisterial Rafael Ramírez e Ignacio Manuel Altamirano, por sus treinta y cuarenta años de servicio que no es no es cosa menor. En el ciclo lectivo 2002-2003, el maestro Duarte Ríos cumplió 46 años de trabajo educativo.
El maestro ha ocupado la secretaría de Organización y la secretaría General de su delegación sindical. Ha sido mantenedor de las fiestas patrias en Eldorado, ha sido reconocido por los clubes de servicio y eso es la cosecha de casi cincuenta años dando cada día lo mejor sí. También han reconocido su trayectoria la sección 27 del SNTE, autoridades del Ayuntamiento de Culiacán, la Comunidad Eldoradense, pero el mejor reconocimiento señaló el ameritado mentor es…el placer que se tiene cuando te das cuenta que tus alumnos empiezan a leer. Esa es la prueba de fuego para cualquier maestro. (Entrevista realizada en octubre de 2002), Los educadores en la transformación social de Sinaloa, Historias de vida, Teodoso Navidad Salazar, 2017.