Nació el 25 de enero de 1916, en la antigua comunidad de Chumpulihuistle, perteneciente a la alcaldía central del municipio de Angostura. Como tantos otros niños pobres llegó a Culiacán en busca de un espacio en el internado del estado de Sinaloa, donde logró concluir sus estudios de primaria. Más tarde ingresó al Colegio Civil Rosales, donde estudió la secundaria, y será la Universidad de Sinaloa la institución donde se titulará como Maestro de Educación Primaria en 1942.
Su trayectoria como maestro rural de primaria en 1942, la inició precisamente en el municipio que le vio nacer. Al año siguiente (1943), el maestro Pablo Juventino García Montoya, se incorporó a la planta de educadores del internado, donde de manera gratuita impartió sus conocimientos, y de manera alterna cumplía sus compromisos laborales en la plaza asignada por la autoridad; lo anterior como un gesto de agradecimiento a los maestros y a la institución que le brindara cobijo, alimentación y educación en sus primeros años de estudio.
En 1945, aceptó la invitación de las autoridades universitarias para impartir clase en secundaria y preparatoria, asignándole las materias de Geografía Humana, Geografía de Sinaloa y Geografía Física. Más tarde se desempeñó como director de la preparatoria; después, la autoridad educativa del gobierno del estado lo nombró Jefe del Departamento de Secundarias Foráneas e Incorporadas, y dado su profesionalismo en el desempeño de las responsabilidades poco después fue nombrado Jefe del Departamento de Servicios Escolares.
Para 1954, recibió invitación de las autoridades de la Escuela Prevocacional para impartir español, Geografía e Historia de México. En su ejercicio docente siempre fue bien aceptado por sus alumnos con quien no perdía oportunidad en inculcar valores y consejos sobre cómo afrontar los problemas cotidianos.
Recibió la medalla al Mérito Magisterial Rafael Ramírez, por sus treinta años de servicio educativo. Al cumplir cuarenta años al servicio de la educación mexicana fue condecorado con la presea Ignacio Manuel Altamirano, por el gobierno de la república. Fueron más de cuatro décadas las que dedicó a contribuir a la formación de niños y jóvenes, y eso no es cosa menor. Fue responsable, dedicado a su labor con verdadera vocación magisterial.
Ya jubilado, el maestro Pablo Juventino jamás perdió su entusiasmo. Sus compañeros fueron testigos de su empeño por la promoción de la cultura y el deporte. Colección Toponimia, Geografía e Historia de Sinaloa, tomo 4, Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa, 2011,Teodoso Navidad Salazar.