SALVADOR LOZANO QUINTERO   (Educador y literato) 

  San Ignacio

   Semblanza

Nuestro personaje es un excelente conversador; se puede platicar lo mismo de las luchas magisteriales, en Sinaloa; sobre cine, literatura, derecho, teatro y periodismo. Está por cumplir las cinco décadas al servicio educativo por lo que ya ha recibido las medallas Rafael Ramírez e Ignacio Manuel Altamirano. Al comentarle sobre el origen de mis padres, en la región del Río Piaxtla, me dice con orgullo: yo también soy de San Ignacio– y luego a petición mía, accede a continuar la charla.

Nací en la cabecera municipal el 28 de octubre 1936. Mis padres fueron la señora Jesús Quintero  y el señor Carmen Lozano. Soy el más chico de cuatro hermanos Manuel, Julieta y Jesús.

Muy niño después de haber terminado sus primeros estudios en San Ignacio, llegó a la ciudad de Culiacán donde para subsistir desempeñó, distintos oficios, uno de ellos en una imprenta y que abandonó para inscribirse en la Escuela Normal de Sinaloa a instancias de su hermano Manuel (otro destacado educador y periodista), quien ya ejercía el magisterio. Sus calificaciones eran de excelencia por lo que le fue otorgada una beca, en el internado del estado, que dirigía el maestro Alfredo Antonio Ibarra Jumilla.

Salvador Lozano Quintero, acostumbrado a la libertad, tardó para acostumbrarse a su nueva vida de interno y estudiante. Comentó que…eran muchas las injusticias que se cometían al interior del internado, en ocasiones se empleaba la ley del más fuerte, sin contar la comida, que era de pésima calidad. En repetidas ocasiones protestamos por ello, por lo que al tercer año fui expulsado junto con otros alumnos, lo que no fue obstáculo para terminar mis estudios, con buenas calificaciones, pues tuve, tal vez, a los mejores maestros, entre ellos a Emilia Obeso, Agustina Achoy, Catalina López Meza, Paquita Núñez, Ángel y Alejandro Torróntegui, Velina León, Cesar Franco y otros que se me escapan de manera involuntaria.

El sábado era el día más esperado por todos mis compañeros ya que se nos permitía salir, después de recibir un peso cincuenta centavos, que yo utilizaba para ir al cine, pues desdeque estaba en San Ignacio, tenía esta afición. Sin jactancia te puedo decir que soy un buen conocedor de cine.

Nuestro entrevistado, es dueño de una amplia hoja de servicios en el campo educativo. Fue un estudiante muy activo, politizado, y desde entonces simpatizó con el Partido Comunista Mexicano (PCM),donde militaban viejos educadores y líderes sociales (Natalio Landeros y Cipriano Obezo (sic) Camargo, Miguel Castillo Cruz, entre otros), así como la corriente de extrema izquierda representada por el Partido Popular Socialista (PPS), que dirigía Lombardo Toledano,  y que en el internado tenía a Raúl Soto, como activista.

Recién egresado de la Escuela Normal de Sinaloa fue invitado a colaborar en el Instituto del Noroeste, en la ciudad de Los Mochis, que dirigía el destacado maestro Conrado Espinoza. Ese sería el punto de partida de una fructífera carrera al servicio de la educación; luego vendría a laborar a las escuelas Eustaquio Buelna, Álvaro Obregón, Colegio Cervantes, la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Sinaloa, de la cual había egresado tiempo atrás. También laboró en el Instituto Federal de Capacitación del Magisterio y Centro de Mejoramiento Profesional, así como en la secundaria CNOP, por mencionar algunas.

Hombre de letras

Siempre con el espíritu de superación en alto, en 1987, concluyó la licenciatura en Letras Hispánicas por la Universidad Autónoma de Sinaloa. Nuestro entrevistado es un hombre sencillo en su trato, y así se viste. Luce una camisola a rayas azules y pantalón de gabardina oscuro. Durante la charla observo su cara, sus lentes que le dan un aire de intelectual; y sí que lo es. Dirige la revista Pedagógica de la cual me obsequia los dos números más reciente; también un libro de cuentos de su autoría, publicado en octubre de 2003, patrocinado por la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Culiacán y la Secretaría de Educación Pública.

Ha sido un incansable escritor en los periódicos locales y en suplementos culturales, entre los que destacan Ancla y Estrella, editado por El Debate y el suplemento cultural del El Sol de Sinaloa, la Revista Cultural Presagio. Ha escrito una prolífica obra literaria entre la que destacan el cuento, poesía y ensayo histórico. Sus trabajos lograron dos primeros lugares en los Juegos Florales Universitarios de 1964 y 1966, galardonados con dos Flores Naturales; Obtuvo el segundo lugar en cuento, durante los IV Juegos Florales del Magisterio Sinaloense. Ha recibido múltiples reconocimientos entre los que destacan el homenaje realizado por el H. Ayuntamiento de Culiacán y El Debate, en 1995, así como por El Sol de Sinaloa,en 1996.

Lozano Quintero señaló que para que la educación se fortalezca los padres deben estar más cerca de sus hijos y sus maestros. En cuanto a los maestros destacó la importancia de inspirarse en la mística y el sentido humanístico de los viejos educadores que coadyuvaron a la forja de tantas generaciones del Sinaloa, que hoy  ofrece mejores oportunidades y opciones de estudio. Comentó que se debe retomar pero en serio, el programa de fomento de la lectura que dio muy buenos frutos, para hacer que nuestra sociedad lea cada día más. Además, señaló la urgencia de arraigar la cultura de la legalidad, en estas generaciones, ya que es difícil hablar de legalidad cuando observamos lo que sucede en nuestro entorno, con malos funcionarios y líderes corruptos.

El maestro Salvador Lozano Quintero se desempeñó como asesor del eje socio-pedagógico de la Licenciatura en Educación y como coordinador de Extensión Cultural Universitaria (UAS). Los educadores en la transformación social de Sinaloa, Historias de vida, Teodoso Navidad Salazar, 2017, (Entrevista realizada en mayo de 2000)

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