Este talento sinaloense, nació en la comunidad de Villa Unión, a orillas del río Presidio, municipio de Mazatlán, el 15 de diciembre de 1923. Dos años antes de su nacimiento, había muerto Ramón López Velarde, de quien más tarde fue apasionado lector, poeta del cual se sintió influenciado…porque supo cantar a través de fina prosa y sus poemas al México provinciano e íntimo[1].
Efectivamente, interpretó al México que, con estoicismo había soportado tantas guerras y que en medio de ellas, de gran actividad literaria, que no se detuvo.
Ese mismo año de 1923, pero en julio 20, había sido asesinado en Hidalgo del Parral, Chihuahua, Francisco Villa, el Centauro del Norte, a quien Romero Alzate admiró por su inteligencia natural y por haber tenido capacidad para dirigir, siendo analfabeta, la gloriosa División del Norte, cuya estrella se había apagado años atrás, retirándolo a la hacienda El Canutillo, cercana a Parral. Era la época del México desgarrado, que esperaba ansioso, los frutos de una revolución que se institucionalizaba lentamente.
José Romero Alzate, fue hijo de José Cárdenas Alzate y de Ascensión Romero Vargas (sic); gente modesta y sencilla que por necesidades de trabajo a pocos meses de nacido José, se trasladaron al pueblo de Escuinapa, donde el niño realizó sus primeros estudios escolares. Allí salieron a flote sus dotes artísticas. Aprendió con facilidad música y teatro, retórica y también religión, aleccionado por el párroco Manuel M. Martínez.
Siendo un jovencito logró por méritos propios plaza de maestro en Los Copales, municipio de Rosario, donde fundó la escuela; organizó a ejidatarios para obtener mejoras sociales y enfrentó junto a ellos los abusos de quienes, afectados por la reforma agraria, se resistían a entregar las tierras usufructuadas durante años. De ahí pasó a la comunidad de Matatán, en el mismo municipio, donde se entregó tanto al trabajo educativo, como al servicio comunitario, gestionando solución a las demandas más sentidas de sus habitantes.
El maestro Romero Alzate Impulsó la construcción de la escuela; gestionó la instalación de Agencia de Correos, trabajó al lado de los lugareños, logrando introducir el servicio de agua potable y otras obras que permitieron mejorar la calidad de vida. En 1948 (el 16 de febrero), la autoridad educativa lo asignó al ejido Las Pilas, municipio de Guasave.
José Romero Alzate para entonces tenía 25 años y experiencia acumulada; era un hombre vigoroso, sus casi dos metros de estatura causaba asombro en los niños; sus ideas liberales y de avanzada en el campo de la educación, sorprendieron no sólo a sus compañeros maestros y padres de familia, sino a sus superiores.
Nuestro país había pasado por una etapa de cierta bonanza a partir de la Segunda Guerra Mundial, convertido en proveedor de materia prima y fuerza de trabajo, particularmente en la Unión Americana. Muchas carreteras empezaban construirse; algunas con asfalto; se vislumbraba crecimiento económico;se impulsaba la ecuación y se construían cientos de escuelas por todo el país.
En una de muchas charlas, después de clase, en la Escuela Normal de Sinaloa, me comentó[2]…llegué a Las Pilas, cargando una alforja llena de sueños y esperanzas, como todo joven. Mientras se acomodada sus lentes cuadrados de carey, comentó… Creí en la labor del maestro tanto en lo educativo como en lo social, como una forma de dejar atrás viejas ataduras que no dejaban avanzar a la sociedad. Creía y estoy convencido ahora, que la instrucción es determinante para cambiar a la sociedad.
El maestro Romero Alzate, simpatizaba con la educación integral de las misiones culturales que impulsó José Vasconcelos; comentaba que no sólo había que enseñar letras, sino también música, baile, canto, manualidades y oficios, que permitieran al niño una educación más amplia; es decir que, a partir de esos elementos el educando tendría otra visión del mundo en que vivía.
En Las Pilas, Guasave, Romero Alzate habría de sentar las bases de su gran obra educativa. Recién llegado organizó a padres de familia para gestionar la construcción del edificio escolar, un teatro al aire libre y anexos. Extensa es la lista de escuelas que fundó; de ellas destacamos la primaria Lic. Benito Juárez, en la comunidad de Gabriel Leyva Solano, sindicatura de La Concha, Escuinapa; Gral. Vicente Guerrero, en Siqueros, municipio de Mazatlán. En 1968 alumnos y maestros de la escuela Urbana Vespertina Sixto Osuna Nº 2,de Villa Unión, lo recibieron con entusiasmo; esa era su tierra, y la fiesta de bienvenida fue magnífica; en Aguaruto, Sindicatura de Culiacán, laboró en la primaria Ruperto Verdugo Palazuelos, de igual forma prestó sus servicios en Tamazula, Guasave.
Como egresado que fue del Instituto Federal de Capacitación del Magisterio, quiso compensar en algo a esa institución forjadora de docentes y se desempeñó durante 8 años como catedrático, en forma gratuita.
En la Escuela Normal de Sinaloa impartió cátedras de Teatro Escolar; Didáctica, Ciencias Sociales y Seminario de Política Educativa; Licenciatura Infantil, en los niveles de Educación Preescolar y Primaria, Educación Cívica, entre otras.
Para 1989 su hoja de servicios era impresionante; en esa fecha fue llamado a ocupar la dirección académica del Colegio de Bachilleres del Estado de Sinaloa (Cobaes), poco después fungió como Secretario General de la misma institución.
Por su dedicación y entrega al magisterio, el Ayuntamiento de Escuinapa lo declaró Hijo predilecto. Su nombre ha sido impuesto a jardines de niños, escuelas primarias, secundarias y bibliotecas; el Cobaes de Villa Unión, municipio de Mazatlán, lleva su nombre, honrando de esa forma a tan ilustre maestro. Fue auténtico luchador social, orgulloso de sus raíces y ávido de orientar el destino de las generaciones que tuvo oportunidad de conducir; creyó en la educación como la mejor arma para la transformación social.
Escritor, actor y poeta
Otra de las facetas de José Romero Alzate y de las cuales debemos sentirnos orgullosos los sinaloenses, fue la de poeta; también su especialidad en teatro, que le valió sin número de reconocimientos nacionales e internacionales; sus trabajos literarios han dado la vuelta al mundo, publicados y traducidos al francés, portugués, ruso, italiano y lenguas aborígenes americanas. Su producción artística es pródiga en obras teatrales y poéticas, dedicadas esencialmente a la paz, a la mujer y a la niñez de todo el mundo. Publicó los libros Festival a las Madres; Antología teatral; Teatro Vernáculo Rural; Diálogo y Poesía, entre otras.
Sus trabajos obtuvieron gallardetes, premios, flores naturales y reconocimientos internacionales. Destacamos por ejemplo: Doctor Honoris Causa de la Academia Hispanoamericana Zenith, de Heredia, Costa Rica; Académico de Mérito de la Academia Internacional Di Potzen de Letras; Ciencia y Artes, de Nápoles, Italia; miembro correspondiente del Ateneo Dominicano; miembro de Honor de la Junta Folclore y la Confraternidad de la ciudad de Buenos Aires, Argentina; miembro del Consejo de Estudios Culturales y Comunicaciones, Buenos Aires, Argentina; miembro de la Academia de Ciencias Humanísticas y Relaciones, República Dominicana; miembro Honorífico de la Asociación de Lenguas Aborígenes del Perú, de la ciudad Lima; miembro Honorario del Instituto Histórico y Geográfico de Uruguanina, Río Grande Sul, Brazil; miembro Benemérito del Centro Cultural, Literario y Artístico de O Jornal Felgueiras, Portugal; miembro distinguido de Honor de la Agrupación Cultural, Madrid, España.
En 1945 en Matanzas, Cuba, José Romero Alzate, obtuvo por sus obras publicadas, el Gallardete de la Juventud Cubana; años más tarde, fue aceptado como Miembro Comendador de la Orden de la Corona Azteca. Algo que llamó la atención de propios y extraños fue el reconocimiento enviado por el papa Juan Pablo VI, por la calidad de sus trabajos a favor de la paz.
El 16 de julio de 1975, se expidió (y recibió de manera personal), la Cédula de Identidad que lo acreditó como CIUDADANO DEL MUNDO, en París, Francia. El mejor premio a su notable obra educativa, literaria y humana.
José Romero Alzate, fue un hombre bueno, se condujo con sencillez; vivió de manera modesta y austera; así murió, al lado de su familia; no acumuló más riquezas que la amistad, de la que tenía elevado concepto. Rindió tributo a la madre tierra el 28 de noviembre de 1999, en la ciudad de Culiacán, Sinaloa. Los educadores en la transformación social de Sinaloa, Historias de vida, Teodoso Navidad Salazar, 2017.
[1] Comentarios hechos a quien esto escribe, en 1977.
[2] Quien esto escribe, tuvo el privilegio de ser su alumno en la Escuela Normal de Sinaloa (1977-1978).