SINALOA en 1816.
El Rosario
“Aunque el movimiento insurgente estaba prácticamente bajo control, en 1816 aún se realizaron esfuerzos importantes para sostener a las tropas, como lo muestran las partidas de data de la tesorería de Rosario que, entre gastos extraordinarios de guerra, milicias y remisiones de dinero a las divisiones de Sonora, Rosario y Culiacán, gastó 40% del total recaudado en ese año.
El Fuerte
El problema en realidad no era que los impuestos fueran insuficientes, ya que desde 1808 se venía aplicando una política fiscal, ordinaria y extraordinaria muy pesada para los contribuyentes novohispanos, sino que estos no pagaban, aprovechándose de la situación de guerra que prevalecía en el espacio colonial.
Iglesia de Santa Úrsula, en Cosalá
Así en 1816 los ministros de la caja de Cosalá se quejaban de que incluso en materia de tributos (gravamen que en la práctica nunca se volvió a restablecer), tenían cuentas por cobrar”, según lo asienta Luis Jáuregui, en su libro “La Real Hacienda de Nueva España. Su administración en la época de los intendentes 1786-1821”.