En la zona más antigua de Culiacán, ubicado en la esquina noroeste del cruce delas calles Jesús G. Andrade y Rafael Buelna, se encuentra este antiguo edificio. Construido a partir del segundo tercio del siglo XVIII, y ampliado durante la primera mitad del siglo XIX, este inmueble, originalmente albergó al Antiguo Mesón de San Carlos, primer hotel de la ciudad.
A finales del siglo XIX, fue sede del propio Colegio Rosales; ya en el siglo XX, fungió como el colegio Guadalupano, Escuela Federal para Hijos de Trabajadores, casa del estudiantes Rafael Buelna Tenorio hasta antes de su remodelación todavía se leían en la fachada de la planta alta algunas consignas de las luchas estudiantiles de los años setentas y finalmente se estableció ahí un instituto privado de instrucción técnica-comercial. A finales de los años setenta del siglo XX, se toma la decisión oficial de demolerlo, para que junto a la antigua Cárcel Municipal también desapareciera, dejando el sitio para el Centro Cultural “Genaro Estrada” Difocur.
Valiéndose de su categoría de Monumento Histórico, por el hecho de haber sido asiento de la universidad más antigua del Noroeste de México y a reclamo de la ciudad de Culiacán, el Instituto Nacional de Antropología e Historia aceptó salvarlo de la piqueta. Sin embargo, las casi dos décadas de abandono lo convirtieron en cúmulo de escombros, basura y agentes biológicos de deterioro. De espesos muros de adobe y piedra, originalmente, el viejo Mesón de San Carlos tuvo una planta arquitectónica circunscrita alrededor de un patio central, de dos niveles y con un traspatio y corral que daban directamente a la ribera del río Tamazula. La fachada principal, formalmente concebida con un acceso axial, ejecutado en un amplio portón con dintel de arco escarzado, horizontalmente se eleva un tanto más que los dinteles de los tríos de ventanas que la flanquean, siguiendo el modelo de un “mesón dieciochesco”. El patio central, originalmente inscrito dentro de un perfecto rectángulo áureo, se componía de catorce intercolumnios por cada nivel, con tres arcos de medio punto por los lados que miran al norte y al sur, y cuatro por los testantes dos. Todo sostenido por robustas pilastras toscanas hechas de las características cantería rosada de Culiacán.
Rescatado y remodelado, hoy presta servicios como edificio Centenario de las Artes.