Sara Ramírez
Nacido en: Mazatlán, Sinaloa
Actualmente en: New York, NY
Experiencia LaboralRamírez, que reside en Nueva York, no es una desconocida en los escenarios ni en la pequeña pantalla en Estados Unidos, al haber aparecido en algunos episodios de series como Ley y Orden, NYPD Blues o la película Spiderman. Por su parte, la obra en la que participa Ramírez, es una recreación de la película de los humoristas británicos Monty Python y el Santo Grial que desde el pasado 17 de marzo se puede ver, después de arrasar primero en Chicago, en el teatro Shubert de la calle 44 en Manhattan. La actriz obtuvo recientemente el premio Outer Critics Circle por este mismo papel. |
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Logros, Reconocimientos Nacionales o InternacionalesLa actriz mexicana Sara Ramírez gana un premio Tony, el más importante en el teatro en EU, por su trabajo en la obra ‘Monty Python Spamalot’ |
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InformaciónLa actriz mexicana Sara Ramírez ganó hoy un premio Tony, los Oscars de Broadway, por su papel en el musical Monty Python Spamalot, la obra favorita en esta 59 edición de la gala que cada año se celebra en Nueva York. Ramírez, nacida en 1976 en Mazatlán, Sinaloa, ganó en la categoría de mejor actriz de reparto, siendo la primera mexicana que opta y que consigue uno de estos premios, que se entregaron en el Radio City Music Hall de Manhattan. Ramírez, con un ajustado vestido rojo de amplio escote, no pudo ocultar su emoción al recoger la estatuilla y agradeció al resto del reparto del musical dirigido por Mike Nichols -que es una de las sensaciones de la temporada- por su apoyo y generosidad. También recordó a su familia y a sus amigos. Sobre Nichols indicó que “me ha cambiado la vida completamente” después de ofrecerle el papel de La dama del lago por el que ganó el Tony. La mexicana se impuso a las otras nominadas: Joanna Gleason por Dirty Rotten Scoundrels, Celia Keenan-Bolger por The 25th Annual Putnam County Spelling Bee, Jan Maxwell por Chitty Chitty Bang Bang y Kelli O”Hara por The Light in the Piazza. Sara Ramírez no luce como “ladrona” ni mucho menos. Vestida con pantalones vaqueros y camisa de mangas largas, con el cabello recogido en cola de caballo, la actriz y cantante mexicana de 29 años se asemeja más a la participante de un concurso de belleza que una mujer capaz de robarse algo. Pero según los rumores que arrecian en torno de “Monty Python’s Spamalot”, les ha robado el espectáculo a David Hyde Pierce, Tim Curry y Hank Azaria. Ramírez niega toda “culpabilidad”. “Yo soy como el relleno entre las escenas de Monty Python”, dijo en su pequeño camarín en el Teatro Shubert, todavía repleto de cajas. “Lleno los vacíos”. Pero nunca ha habido entremeses tan elogiados. Los críticos se han deshecho en elogios a la mexicana. “Fantástica”, la calificó el Daily News de Nueva York, y el New York Times la distinguió como “una atractiva devoradora del escenario” que “sabe cómo parodiar estilos de actuación hasta ponerlos en órbita”. Por su parte, la Associated Press la consideró “una sirena voluptuosa, de poderío vocal” que “parece canalizar a Liza Minelli vía Cher”. Y, por supuesto, ya se está hablando de algún posible Tony. La actriz, sin embargo, se ríe de tales predicciones. “Es casi como hablar de una boda: no sé si me voy a casar”, dice. “Pero si ocurre algún día, estupendo. Y si no, la vida seguirá”. Ramírez, después de todo, ha sido centro de atención antes. Su debut en Broadway se produjo en 1998 con un papel en “The Capeman”, la musical de Paul Simon de 11 millones de dólares que cerró después de sólo 68 presentaciones. Esta vez, su papel como la Dama del Lago es el de una simplona, una ampliación del personaje de la película de 1975 “Monty Python and the Holy Grail”. Según la concepción del veterano integrante de Python Eric Idle, que colaboró en la composición musical con John Du Prez, el personaje de Ramírez ha evolucionado de una extraña mujer que yacía en los lagos al interés amatorio del Rey Arturo. Uno de sus grandes números es “The Song That Goes Like This”, una hilarante parodia de una melosa balada de Andrew Lloyd-Webber del “Fantasma de la ópera” que comparte con Christopher Sieber, con candelero y todo. “Es una gran cosa ver a alguien a punto de llegar a ser posiblemente una de las más grandes estrellas en la historia de Broadway. Después que los críticos y el público la vean, va a deslumbrar”, comentó Sieber. “La gente va a golpear su puerta a más no poder. Ella va a ser la estrella más luminosa de Broadway que todo el mundo va a querer para todo espectáculo que produzcan jamás”, enfatizó. En la segunda parte de la obra musical, Ramírez regresa para ofrecer “El lamento de la diva”, en el que se queja de viva voz sobre su menor papel escénico. “¿Qué pasó con mi papel?”, canta llorosa. “Tengo un papel muy divertido y alocado”, dice la actriz. “La gente se mataría por hacer esto”. Nacida en Mazatlan, Sinaloa. México y traída a San Diego por su madre mexicano-estadounidense después que sus padres se divorciaron, Ramírez obtuvo su papel en “The Capeman” aun antes de graduarse en el departamento de drama de Julliard. Luego actuó en otros dos espectáculos de Broadway de corta vida: “A Class Act” y “The Gershwins’ Fascinating Rhythm”. Sus créditos en televisión incluyen “NYPD Blue”, “Law & Order: SVU”, “Third Watch”, “Spin City” y “As the World Turns”. Después que su agente la llamó a Los Angeles para un posible papel en “Spamalot”, los amigos de la actriz no podían creer que nunca hubiese visto una escena de Monty Python. Para subsanar la omisión, compraron todas las cintas disponibles en una tienda local de películas en alquiler. “Cuando los estaba viendo casi perdí todo sentido de la realidad”, confesó. Ramírez se identificó fácilmente con las chifladuras del grupo de comediantes británicos, que acreditó a la afición de su padre por los dibujos animados de “Far Side” y al interés de su padrastro por las comedia hispanas. “Pensándolo ahora, había en mí un fundamento de chifladuras”, dice riéndose. De todos modos, las ovaciones que tributaron a Ramírez y al resto de la compañía cuando el espectáculo se estrenó en Chicago este año fueron notables, sin contar los entusiastas que llegaron vestidos de caballeros medievales. “Creo que fue allí cuando me di cuenta de lo grande que era Monty Python. Lo sabía intelectualmente, pero fue en ese momento cuando lo advertí”, dice. “Pensé ‘Oh, mi Dios, hay gente que se está muriendo de ganas de que le llegue el turno de salir al escenario’. Y uno piensa lo afortunados que somos: tenemos que hacer este material que enloquece a la gente”. Además de su actuación y sentido de la comicidad, es su canto lo que la hace deslumbrar en “Spamalot”. Ramírez nunca estudió canto y atribuye su éxito a la genética. “Es algo transmitido. No es algo que haya trabajado al crecer; era algo que estaba allí”, dice. “Mis programas nunca duraron demasiado como para que yo necesitara un entrenamiento formal”. Su voz podría oírse algún día más allá de un escenario de Nueva York. Además de contribuir al álbum del elenco, Ramírez espera grabar un discompacto propio. Pero no sería nada típico. “No quiero dar a entender eso de que ‘acabo de actuar en una musical de Broadway y aquí tienen mi álbum’”, explica. “No es esa mi intención. Me inclino más a hacer un álbum que se burle de eso”. |