Nació el Alhuey, el 26 de septiembre de 1918. A la sombra de su abuela materna, mujer de recio carácter y de sus tíos, Cipriano logró encausarse como ser humano de bien. En 1934 Cipriano Obezo (sic) Camargo, humilde y huérfano desde sus más tiernos años llegó al Internado del Estado, donde consiguió espacio para cursar los primeros estudios. Posteriormente se inscribió en el Colegio Civil Rosales, que al poco tiempo se transformó en Universidad Socialista de Occidente, donde terminó la secundaria.

Fue allí donde recibió la influencia de las luchas emancipadoras que lo llevaron a entender el sentimiento y la necesidad de justicia del campesino oprimido y el obrero vejado en sus prestaciones laborales.

Con esos ideales, al lado de destacados líderes sociales prendió la mecha del entusiasmo en la gente, motivándolas a participar de manera activa. El mensaje de redención fue de pueblo en pueblo, hasta los mismos surcos donde los campesinos eran explotados de manera infame. Allí quedó sembrada la simiente de esperanza y de rebelión. La pobreza extrema en la que nació y creció, Cipriano, fueron el soporte que lo impulsó por esos derroteros.

Como educador recorrió los caminos del Sinaloa eminentemente rural, mal comunicado, de carencias, insalubre y de grandes latifundios. Entre la gente del pueblo forjó su propio destino de luchador social. Fue hombre valiente; a costa de su propia vida enfrentó las injusticias cometidas por viejos caciques pueblerinos. Ese férreo carácter le permitió conquistar las medallas que hoy cubren su recuerdo.

Se inició como maestro el 16 de mayo de 1938, cuando aún estaba fresca la tinta del decreto presidencial cardenista que expropió el petróleo a las compañías extranjeras. Llegó a La Noria, comunidad cercana a la alcaldía central de Culiacán; era una escuela unitaria. Ese fue el principio de su fructífera trayectoria educativa y social, que continuó a lo largo y ancho de la geografía sinaloense. La escuela Normal de Sinaloa, lo contó en su Planta académica, donde los universitarios que fueron sus alumnos, y sus compañeros maestros recibieron su mensaje contagioso.

Al Lado de El Caballo Montoya, Joaquín Flores Gutiérrez Juan Macedo López, José María Cota y Cota, Claudio Meza Vidales, Roberto Hernández, Natalio Landeros Ramos y otros, brilló dentro de la generación más distinguida del magisterio sinaloense. Junto con esa generación de maestros que dieron lo mejor de sí, fue al rescate de niños y jóvenes;de obreros y campesinos. Fue parte activa de esa pléyade de líderes sociales que impulsaron la creación de sindicatos y la formación de ejidos, en Sinaloa.

Muy pronto Obezo Camargo supo lo que era la persecución y la cárcel y en no pocas ocasiones vivir con la vida pendiente de un hilo, porque encabezó con valentía las brigadas juveniles, soportando a pie firme la embestida del gobierno de la época. Convertido en maestro rural continuó con más energía la organización de peones agrícolas, estudiantes, campesinos y maestros para exigir mejores condiciones de vida.

Fue un hombre orgulloso de su tierra y de sus orígenes. El desaparecido periodista José María Figueroa Díaz,director de la revista cultural Presagio, calificó a Cipriano Obezo Camargo, como hombre anécdota, ya que poseía una mente ágil y extraordinaria. Sus trabajos literarios y sus relatos costumbristas así lo describen. Cabe destacar que también la política, periodismo y abogacía fueron manejados con habilidad por el distinguido angosturense; títulos conquistados a pulso y su lugar se guarda sin discusión en la galería de maestros destacados.

Quienes conocimos y tratamos de cerca al maestro Obezo Camargo, nos deleitábamos con su charla amena, plasmada de humor, y cuando la ocasión ameritaba, lo observábamos manejar la ironía fina, matizada con picardía,que ganaba la risa de los presentes.

El maestro se desempeñó como secretario de Organización del Comité Ejecutivo de la Sección XXV, del Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de la República Mexicana; en 1943, fue nombrado Oficial Mayor de la Confederación Nacional Campesina. En 1947, ocupó la secretaría del Trabajo y Conflictos de la Federación Nacional de Estudiantes del Instituto Federal de Capacitación del Magisterio. Fue maestro de tiempo completo de la Universidad de Sinaloa; catedrático en la Escuela Normal de Sinaloa y en la Técnica Industrial N° 23. En la sección 53 del SNTE, fue asesor jurídico. En 1981, el gobernador Antonio Toledo Corro, lo nombró Director de Educación Media de la Secretaría de Educación Pública y Cultura; también se desempeñó como Director General del Colegio de Bachilleres del Estado.

En el terreno periodístico Obezo Camargo fue comentarista de temas políticos en la radiodifusora XECQ; columnista de los periódicos La Palabra y La Voz de Sinaloa. Colaboró en revistas Presagio, Expresión, Diálogo y Élite Social.

En 1953 obtuvo el primer lugar en los Juegos Florales convocados por el Comité Directivo Estatal del PRI; en 1954, en Mazatlán, ganó el primer lugar en el certamen convocado por el Comité Pro exaltación a la Madre, y en 1977, en el concurso de cuento, auspiciado por la Asociación de Periodistas de Sinaloa, obtuvo de nuevo, el primer lugar. En 1978 el Honorable Ayuntamiento de Guasave, lo declaró Ciudadano Distinguido. En su natal Angostura, el Club Caoba y los ejidos de la región lo reconocieron como un distinguido maestro y luchador social.

Su obra literaria es basta. Publicó los libros Estampas aborígenes de mi tierra; Los viejos barrios de Los Mochis. En 1986, publicó el libro Lira andariega (volumen de poesías); tiempo después Alcancía de recuerdos y Perfiles del Culiacán de ayer. Con su muerte muchos de sus trabajos quedaron sin publicarse. Nota: El destacado maestro  falleció el 30 de abril de 1995. Toponimia, Geografía e Historia de Sinaloa, tomo 4, 2011, Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa, Los educadores en la transformación social de Sinaloa, Historias de vida, Teodoso Navidad Salazar, 2017.